miércoles, 8 de julio de 2009

8 de julio de 1915: Nace la leyenda del Par de Pamplona


La segunda corrida de la Feria de Pamplona del año de 1915 se formaba con toros de Concha y Sierra para Serafín Vigiola Torquito, Rodolfo Gaona y Joselito. Fue una buena tarde, en la que Torquito resultó ovacionado y Gaona y el menor de los Gallos cortaron una oreja.

La trascendencia de la tarde surge al paso de los años, por una magnífica fotografía de Aurelio Rodero – seguramente realizada para Toros y Toreros –, que recoge el instante del segundo par de banderillas a Cigarrito, el primer toro de su lote – el de la oreja – que de acuerdo a los recuentos, fue de dentro a afuera. La fotografía en cuestión, misma que enseguida podemos ver, fue motivo de cuestionamientos, incluso por el propio Rodolfo Gaona, quien cerca del ocaso de su existencia, manifestó lo siguiente respecto de la misma y del par que perpetúa:

…todo el mérito corresponde al fotógrafo Rodero, por la oportunidad y ángulo de la gráfica. Como ese, puse 300 o 400 pares iguales o mejores. Y es que… el ángulo en que se tomó la foto miente. Así como se ve en el retrato y en la escultura miente. Es un par imposible. Porque ese par lo puse sobre el pitón de salida y no entre los cuernos… (Eduardo Barceló, Rodolfo Gaona. El Indio Grande. México 1975)



En la biografía que confió a Carlos Quirós Monosabio (Mis 20 Años de Torero, 1925), Rodolfo Gaona dijo lo siguiente acerca de su paso por la Feria de Pamplona de 1915:

…Alcancé triunfos en todas partes y muy especialmente en Pamplona, con toros del Duque. Toreaba con Posada y Saleri II… En la corrida anterior clavé un par de banderillas extraordinario. De ese par aquí hay fotografías y los aficionados lo conocen por ‘El Par de Pamplona’…


Las reseñas de la corrida nos dicen lo siguiente:

En La Correspondencia de España del 9 de julio de 1915, el corresponsal señala lo siguiente:

PAMPLONA. (Jueves, tarde.) Celébrase la segunda corrida de feria. La tarde está fresca. Preside el concejal D. José Martínez. La entrada es superior. Hay en los palcos deslumbrante mujerío. Lidiánse seis de Concha y Sierra. Son los matadores Gaona, Torquito y Joselito.
PRIMERO «Cigarrito», negro, bravo, de poder. Toma cinco puyazos por dos caídas. Hay buenos quites de los maestros. Un piquero pasa conmocionado a la enfermería. Gaona banderillea á los acordes de la música. Cuelga un buen par de frente. Uno superior y otro de dentro a fuera, bueno. Palmas. Gaona, de gris y oro, da pases por alto, dos por bajo, de trinchera, uno de rodillas, sufriendo un achuchón del que se libra con valentía. Clava una estocada delantera y luego mete á volapié una gran estocada un poco caída. Descabella. Ovación y oreja...

Por su parte, en El Imparcial de la misma fecha resalta:

...Con mejor entrada que la que hubo ayer, se ha celebrado la segunda corrida de feria. Gaona, Torquito y Joselito el Gallo han lidiado seis toros de Concha y Sierra, que resultaron bravos.

Gaona ejecutó con el primero una faena animadísima y valerosa, en que hubo varios admirables pases de rodillas y otros agarrándose a los pitones. La preciosa labor fue coronada con media estocada desprendida, una entera en lo alto, entrando desde cerca y derechísimo, y un descabello. (Gran ovación, una oreja y vuelta al redondel.)

...Con el capote no cesaron de oír palmas los tres espadas, y banderilleando pusieron cátedra, como de costumbre, Gaona y Joselito...

Y unos días después, en La Lidia, el 12 de julio, se describe lo que sigue:

...Se lidian toros de Concha y Sierra por Gaona. Torquito y Gallito.

Primero, Cigarrito, negro. Gaona se muestra artístico en varios lances superiorísimos con que saluda al de Concha y Sierra. El diestro es objeto de una ovación.

El bicho toma cinco varas por dos tumbos. Farnesio es aplaudido en un gran puyazo.

En quites, vuelve Gaona a escuchar palmas. Toma los palitroques y coloca un buen par de frente. Repite con otro de la misma marca, y termina con otro de dentro a fuera magistral.

El mejicano viste torno gris perla y oro. Con la muleta, derrocha arte, valentía y elegancia.

Su faena es magistral, sobresaliendo varios pases rodilla en tierra y otros cogiendo los pitones.

El público le premia varias veces con oles y palmas.

Arranca a matar y deja una buena estocada, algo delanterilla. Repite con un volapié inmenso y descabella al primer golpe. (Ovación, oreja y vuelta al ruedo.)...




Hay, como se puede deducir, imprecisión acerca de si el par de dentro a fuera fue el segundo o el tercero. Unas relaciones lo ponen en segundo lugar y otras en el tercero. La fotografía del hecho, sin duda nos deja ver que fue el segundo par. Lo interesante del hecho, es la elegancia y la calidad en la ejecución, la oportuna colocación de Aurelio Rodero para obtener esa arista de la suerte y la difusión de la gráfica que permitió a la misma circular y seguir dando la vuelta al mundo, como el ejemplo de la manera en la que se debe colocar un par de banderillas.

Ya vemos el testimonio de su autor en el ruedo. Afirma que la fotografía miente, pero aunque fuera así, nunca pudo negar que esa gran obra de Rodero, que inmortalizó otra grande suya, contribuyó a forjar su historia y sobre todo, su leyenda.

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